De regreso a donde empezamos
JOSÉ DAVID GÓMEZ-LNP. La pareja de gobernantes de Nicaragua envió recientemente un paquete de reformas a la Constitución, reformas cuya esencia y objetivo es la legalización de una serie de atrocidades que se vienen cometiendo desde hace años en nuestro país.
El paquete de reformas contempla la modificación de más de veinte artículos y, en resumen, tales modificaciones dan rango constitucional a los cuerpos paramilitares usados para reprimir las protestas de la población, elimina la independencia de poderes e instituye la copresidencia, es decir hay dos presidentes en Nicaragua y ambos gozarán de iguales cuotas de poder.
El poder se ejerce en el país basado en la discrecionalidad y el total desprecio a los derechos humanos y las libertades públicas que —como bien sabemos los nicaragüenses— permanecen suspendidos desde hace largo rato.
El período presidencial aumenta en un año y los presidentes tendrán la facultad de escoger a quienes ejercerán el cargo de vicepresidente. Esto abre la puerta constitucionalmente a la sucesión presidencial dinástica.
Con esta maniobra los Ortega Murillo pretenden darle aspecto de legalidad a todos sus desmanes, marañas y aberraciones jurídicas y terminan de atornillarse al Poder amparándose en una Constitución adulterada por la manipulación y el cinismo.
Ni los Somoza fueron capaces de urdir estas estratagemas. Ahora la familia «real», los Ortega Murillo, está lista para entregar la soberanía y los recursos nacionales a quien quiera financiar su mamotreto de nación. Por eso necesitaban ponerle la tapa al pomo.