TRUMP, EL REGRESO A LA CASA BLANCA

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JOSÉ DAVID GÓMEZ-LNP. El candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, obtuvo una apabullante victoria sobre la candidata demócrata Kamala Harris, el pasado cinco de noviembre del 2024.

Los reportes desde el arranque del conteo de votos mostraron a Trump todo el tiempo a la cabeza del proceso en una carrera que no presentó obstáculos de ninguna índole para su regreso a la presidencia.

EL ESPEJISMO DE LAS ENCUESTAS

Donald Trump se ha levantado del mundo de los muertos al vigoroso llamado de millones de ciudadanos que han decidido reinstalarlo en la Casa Blanca por otros cuatro años. Esa es la democracia y la sociedad norteamericana debe respetarla y garantizar el cumplimiento de sus disposiciones.

El ambiente de polarización fue un factor que generó una imagen distorsionada de la realidad irradiando el espejismo de que los candidatos estaban amarrados a un empate que haría de estos comicios, los más disputados de la historia electoral de los Estados Unidos. Pero la frialdad de los números rebeló lo contrario:

Fue una contienda de una sola cara, una marcha a tambor batiente y paso doble hacia el Poder. Esto ha sido el dramático regreso de un hombre políticamente muerto para quien Kamala Harris finalmente no fue rival.

LOS ESTADOS UNIDOS Y LA SITUACIÓN MUNDIAL

Cada cierto tiempo las potencias mundiales se sientan a la mesa para decidir el reparto geopolítico del orbe. Todos pugnan para lograr asegurarse beneficios e influencia. En tal estira y afloja queda claro que las potencias en disputa no tienen amigos, tienen intereses y en el toma y daca se mezclan intereses nacionales y personales.

La prueba de tal mezcla de intereses se pone de manifiesto en el hecho de que hemos visto a políticos que se vuelven millonarios y millonarios que se vuelven políticos.

La política es una forma elegante de hacer dinero y el dinero se asegura a sí mismo cuando domina a la política. Esto bien lo saben los políticos y los adinerados, los magnates de izquierda y derecha.

La guerra fría no ha desaparecido, sólo se ha reconfigurado, adquiriendo nuevas características: ahora Rusia tiene mercenarios que antes se conocían como «internacionalistas», tiene millares de espías y propagandistas diseminados por todo el mundo, tiene oligarcas, llama «operaciones policiales» a sus invasiones neocolonialistas y continúa armando y financiando movimientos terroristas e intentando desestabilizar a todo el mundo, presentándose como defensor de los derechos humanos mientras persigue, encarcela, envenena y tirotea a sus opositores.

La invasión rusa a Ucrania a develado ante el mundo que Europa se había entregado como cándida doncella a Putin, al extremo que había entregado a Rusia el servicio de suministro de gas. Tras la invasión Putin se apresuró a amenazar a los cándidos europeos con cortar el suministro de gas para acallar la condena a la invasión.

LA MEJOR FORMA DE PARAR UNA GUERRA ES GANARLA

Sin duda alguna la mejor de las guerras es aquella que no se produce, pero una vez que se produce la mejor manera de pararla es ganarla.

Una de las promesas de campaña de Donald Trump es para r las guerras actuales: la ocasionada por los rusos en Ucrania y la de Hamas y Hezbolah contra Israel, respaldada igualmente por los rusos.

Para desmontar ambas guerras, Trump tendrá que vencer a Putin, lo que será infinitamente más difícil que ganarle a Kamala Harris.

Sobre el tablero de ajedrez de la política, Trump tendrá que poner en jaque a Putín para quien la guerra es su Dama.

A grandes rasgos, tal es el escenario en el que Donald Trump regresa a la presidencia de un país urgido de verdadero liderazgo que le haga posible volver a ser grande, para tener mejor posición en la mesa del reparto geopolítico del mundo.