Chocolate-Estrada II

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Róger Trujillo Jr. Miami FL. USA. Especial para LA NUEVA PRENSA

Octubre 25/2020

LA CLAVE

Román González batalló con un durísimo rival: la altura. Ese enemigo invisible que achica tus pulmones bruscamente y acuchilla repetidamente el corazón. Lo ví disminuido, con menos poder, resistiendo la falta de oxígeno aunque sin dejar de golpear a un discreto “Jiga” González que recorrió toda la ruta de pie absorbiendo todos los impactos del tetracampeón.

Pasa con los más grandes atletas del mundo y claro, Chocolate no es la excepción. Sufrió los embates de la altitud sin poder adaptarse prontamente a pesar de estar anticipadamente en Ciudad México 🇲🇽. El nicaragüense consiente de su desempeño expresó: “nunca me sentí tan mal, jamás volveré a pelear aquí”, aunque el conteo de las tarjetas por decisión unánime 118-110, 117-111 y 116-112 refleja una superioridad contundente.

¿QUÉ SIGUE?

Después de ver a Estrada liquidar en once asaltos a Carlos Cuadras en un rematch delirante surge la incógnita ¿Ese Román vencería al Gallo que vimos? La ecuación no es determinante en el boxeo. Frente al azteca será otro, no tengo dudas. Dictaminar que pasará entre ellos por lo observado el viernes es un riesgo mayúsculo. Creo que la altura mermó sus capacidades. Para algunos analistas el recuerdo reciente de ambos indica un probable resultado, pero no siempre una pelea es el calco de otra. Error de cálculo diría yo.

El sitio, la bolsa, el crecimiento y madurez después de ocho años deberá incidir en el reencuentro. La edad tampoco puede ignorarse a la hora de las evaluaciones previas aunque los 1,200 golpes conectados por González demuestra que su condición física es admirable. Lo que me lleva a imaginar que Román-Estrada II será una reyerta competitiva, muy similar a la Cuadras-Gallo que vimos el pasado 23 de octubre, con altas probabilidades de convertirse en otro clásico.

Los estilos de Juan Francisco y Chocolatito armonizan y la lucha por prevalecer dará a luz una de las más épicas batallas de la categoría. La suma de talento boxístico, los egos y el legado son aditivos de alta envergadura que pondrán frente a nuestras pupilas hasta una posible trilogía.

¿ALGUNA DUDA?

“Primero transformé la chispa en una llama. Esta se tornó en fuego, y el fuego en un incendio incontrolable” dice Cus D’Amato, y Román González ha construido sobre esa frase una de las más gloriosas carreras que el pugilismo haya visto. Ha recorrido cuatro categorías saltando obstáculos, sacudiéndose el polvo de la derrota de manera olímpica frente a Khalid Yafai, mostrándose de esa manera rejuvenecido. Ese cúmulo de hechos no pueden cuestionarse y menos echarse al olvido, sería como poner en entredicho la grandeza de “Don Quijote de la Mancha” simplemente porque Miguel de Cervantes no escribió algo igual. Lo que indica el currículum de González no hay forma de oscurecerlo.

Seguramente el primer trimestre del 2021 nos traerá el combate, después de ocho años en pausa, una pausa que valió la pena y provocará un desborde de predicciones a medida que se acerque la cita. Lo que sí está garantizando es un duelo “que no perderá ni un instante su valor.”